Nos vamos de viaje: Parque Nacional de Peneda-Gerês

En esta familia somos autocaravanistas. Más bien, furgoneteros. Una furgoneta adaptada es el modo en el que habitualmente nos movemos y aprovechamos nuestras vacaciones. La verdad es que por nuestros trabajos no disponemos de muchos días seguidos para irnos de vacaciones, cuando juntamos tres o cuatro en un puente saltamos de alegría. Además viajamos con dos niños y con un perro. Con los niños, simplemente tendríamos que ir adaptando los destinos pero ¿el perro? No os podéis imaginar lo difícil que es encontrar hoteles, apartamentos, restaurantes, playas... donde poder viajar con nuestra mascota. La solución para nosotros, sin duda, ha sido nuestra furgo.


Con ella, podemos hacer miniviajes en nuestro entorno, salidas de fin de semana, y a veces alguna excursión un poco más larga, sin salirnos demasiado de presupuesto. Cierto es que nuestra furgo, una VW LT28, no es excesivamente grande para dos adultos, dos niños que pronto serán adolescentes {y probablemente no querrán ir con sus padres a ninguna parte} y un perro, pero nos apañamos la mar de bien. Estrechitos, que es como más se quiere uno. 

Como os decía, habitualmente nuestras salidas son de fin de semana, aprovechando para pasar un par de días en alguna de las playas paradisíacas de Galicia, o quizás en alguna ciudad interesante que nos apetece visitar. 


En otras ocasiones, cuando podemos rascar algunos días, planificamos excursiones un poco más largas. Esta vez, con 5 días de vacaciones, el destino elegido fue el Parque Nacional de Peneda-Gerês, en el norte de Portugal, haciendo frontera con la provincia de Ourense. De hecho, es una reserva transfronteriza de la biosfera, es decir, también existe un Parque Natural en la zona española de la sierra, que se denomina Parque Natural Baixa Limia - Serra do Xurés. Está claro que ni los bosques, ni las montañas, entienden de fronteras...

Como siempre, para emprender estas salidas es fundamental la organización unos días antes, sobre todo cuando se viaja a zonas un poco alejadas de la civilización... Hay que procurar llevar todos los víveres posibles, porque quizás no tengamos oportunidad de pasarnos por un hipermercado...

Salimos de Vigo hacia Salvatierra de Miño y cruzamos a Portugal por el puente que lleva a la zona de Monçao. Nos dirigíamos hacia nuestra primera parada, la villa de Melgaço, con su bonito casco histórico, su castillo y su torre del homenaje. Realmente tuvimos un tiempo excelente, casi casi demasiado, así que más que visitas históricas fuimos saltando de río a piscina y de piscina a río... Los vigueses no estamos acostumbrados a temperaturas superiores a los 30º durante tantos días seguidos y aunque vimos muchos sitios con rutas para caminar, cascos históricos que visitar, no nos animamos demasiado por el calor.


Ya os anuncio que las piscinas de Melgaço son estupendas, los niños las disfrutaron un montón, por un módico precio se puede pasar un día estupendo en el agua. Además están rodeadas de un área arbolada, un parque con mesas, aseos y una ruta a la orilla del río Miño estupenda para niños. Quizás repitamos y pernoctemos aquí, es muy tranquilo y agradable.

Tras disfrutar del día en la piscina nos dirigimos a Lamas de Mouro, a la entrada del Parque Nacional Peneda-Gerês. Pernoctamos en el aparcamiento que hay delante de la oficina de información del parque junto a otras dos caravanas, no había demasiada gente. El área que está junto a la oficina de turismo dispone de aseos, zona de baños, mesas y barbacoas. Muy limpio y cuidado. Eso sí, de vecinas en todo el parque tuvimos a las vacas cachenas, que campan libres y a sus anchas por todas partes. ¡¡Con semejantes cuernos daban un poquito de impresión!! Si no os apetece dormir en el aparcamiento, también hay un cámping en las inmediaciones.

Por la mañana, tras recabar toda la información necesaria en la oficina nos acercamos a Castro Laboreiro, donde además de un casco histórico precioso, hay un castillo y unos saltos de agua. Allí mismo nos recomendaron acercarnos a Ponte Nova, a unos 5 km, ya que hay un remanso muy agradable para bañarse. Además el puente románico es espectacular.


Esa noche la pasamos en la segunda puerta del parque, en la Porta do Mezio. Llegamos por carreteras de montaña, así que cuidado si vuestra caravana es grande, porque hay muchas cuestas y la carretera es estrecha, pero en contrapartida las vistas son espectaculares. Podéis aprovechar y visitar el santuario de Nossa Senhora da Peneda. Aunque hay también un área de aparcamiento, decidimos pasar la noche en un cámping que está en el alto de la colina, con tanto calor lo que apetecía era una buena ducha. El cámping de Travanca es sencillo, sin grandes lujos, pero al estar situado en lo alto, las vistas son alucinantes, y los precios son muy razonables. Os dejo aquí el enlace.

En Porta do Mezio disponen de piscina, y al pernoctar en el cámping hacen un descuento del 50%, aunque los precios oficiales son también muy razonables. Por supuesto, no cabe duda alguna de que disfrutamos de estas piscinas también.

Nuestra siguiente parada fue el pueblo de Soajo, una pequeña villa típica de la zona, con los hórreos ubicados en una era común. Paramos allí de camino a Lindoso, con su castillo y con sus 64 hórreos situados al lado del castillo. Lindoso constituye otra de las puertas del Parque Nacional, así que aquí también podréis encontrar información específica sobre esta zona del parque.


Después de tanto viaje, decidimos que había llegado la hora del relax, así que cruzamos la frontera hacia España por el embalse de Lindoso. Pasamos la tarde en Baños del Río Caldo, al lado del Balneario de Lobios (Ourense). Se trata de una playa fluvial estupenda, ni os podéis imaginar la temperatura tan agradable que tiene el agua del río. Los niños disfrutaron muchísimo de esta parada.

Para pernoctar escogimos el cámping situado en el Complejo Deportivo de O Corgo, en Muíños. Tanto nos gustó que nos quedamos las dos noches que nos quedaban de vacaciones. Playa en el embalse, rutas para caminar, piscina municipal... y además el personal del cámping es absolutamente encantador, siempre dispuesto a solucionar cualquier inconveniente y a hacer sentir al turista como en su casa. Es estupendo, próximamente os contaré con más detalle, porque repetiremos seguro.


De camino a casa, hicimos una pausa cerca de Ourense, en el Complejo Deportivo de Monterrei, donde tienen incluso un tobogán de agua y una piscina de olas. Ideal para refrescarse; rodeadas las piscinas de un área arbolada y otras instalaciones deportivas, a mí me resultó ideal para descansar con el peludo mientras los peques estaban en la piscina.

Y en definitiva, esta es la crónica de nuestro viaje furgonetero, espero que sirva para que muchos de vosotros veáis que sí se puede, que viajar con dos niños y un perro hasta el fin del mundo, simplemente es así de maravilloso.



Montse Nosinmitaper

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