Tarta Colibrí

¡¡Japiberdei tu mi!! Sí, hoy es mi cumpleaños. Treinta y nueve primaveras me caen ya, si parece que fue ayer que tenía dieciocho... 

Mi cumpleaños es un día especial, lo recuerdo siempre con ternura, desde que era niña. Cuando era pequeña, mi madre compraba una de esas tartas heladas (suerte que tiene una de haber nacido en agosto), le poníamos las velas y podía escoger la comida que me gustase para aquel día. Nivelazo. Los regalos siempre me han hecho más ilusión, mi madre decía que me hacía más ilusión abrir los paquetes que lo que hubiese dentro... 

Pero lo mejor de mi cumpleaños llegó muchos años después, pon que tendría yo... 21 o 22 años (una  jóvena, desde luego)... Total, que tuve a bien coquetear con un muchachito que años después se convirtió en mi marido (jajaja, quien me lo iba a decir). El tal muchachito me pregunta en una de nuestras primeras citas que cuando es mi cumpleaños. El 22 de agosto, le digo. ¡¡Ese día también es mi cumpleaños!!, dice él. No puede ser, no puede ser. Me estás tomando el pelo. Y hasta que le hice sacar el dni, para demostrarlo, no me lo creí. Pero no mentía. Mi marido et moi, cumplimos años el mismo día. Pero él es un año (exactamente) mayor que yo. Así que es muy divertido, sobre todo para los peques, que su papi y su mami cumplan años el mismo día...

Este año era mi primer cumple como bloguera, así que quería una tarta superespecial, superbonita, superespectacular, para poder publicarla en el blog, claro. Y riquísima, claro. Después de muchos días buscando, buscando, preguntando, consultando... la elección estaba hecha. ¡¡Una tarta colibrí!! 

La tarta colibrí (Hummingbird Cake) con ese nombre tan fabuloso, es bonita y especial, tal como estos lindos pajaritos. Su origen caribeño, probablemente jamaicano, a finales de los años 60. Pero ¿qué tiene que ver una tarta que lleva plátano, coco, piña y nueces con un colibrí? Se dice que le pusieron este nombre porque es tan dulce y deliciosa, que atraería a los colibríes igual que el néctar de las flores. 

Gracias a la promoción turística de la isla, llegaron a Estados Unidos folletos con diversas recetas típicas, entre las que estaba la tarta colibrí. Se fue haciendo muy popular, sobre todo en el sur del país, hasta convertirse en lo que es hoy, una tradición en la cocina sureña, siempre acompañada de la típica cobertura de queso americana.

Mi tarta colibrí es una mezcla de varias recetas principalmente esta de Alma Obregón en la web del Canal Cocina, y otra de Jaclyn desde Cooking Classy, que es uno de mis blogs de referencia últimamente.

Para la crema de queso, escogí la receta de Carolina, del blog Tomillo, laurel y otras cosas de comer, porque no lleva mantequilla, que es como a mí más me gusta. Aunque yo le puse más azúcar que ella, y reduje las cantidades, porque la mía era una tarta pequeña. 

No puedo dejaros con la receta sin aprovechar la ocasión de agradecer tanto cariño 2.0; este blog ha conseguido en sus meses de vida muchas cosas muy especiales, mucha gente muy buena ha entrado en mi vida gracias a él. Gracias a todos por los buenos consejos, que han sacado esta tarta adelante; gracias por vuestro cariño, vuestra amistad, vuestras buenas palabras... Gracias por estar ahí cada día, gracias por ser como sois... Sabéis que estáis en mi corazón, y que habéis hecho de este treinta y nueve cumpleaños, uno de los mejores. Ailoviu.


Tarta Colibrí

Ingredientes (para un molde de 18 cm)

Para los bizcochos:

  • 300 g de harina.
  • 3 cucharaditas de levadura química.
  • 1 cucharadita de canela molida.
  • 1/4 cucharadita de nuez moscada molida.
  • 1/2 cucharadita de sal.
  • 160 ml de aceite de girasol.
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla.
  • 200 g de azúcar.
  • 100 g de azúcar moreno.
  • 3 huevos M.
  • 1 plátano maduro.
  • 250 g de piña envasada al natural, escurrida.
  • 50 g de nueces.
  • 60 g de coco rallado.

Para la crema:

  • 200 ml de nata líquida para montar (35% mat. grasa).
  • 100 g de azúcar glas.
  • 250 g de queso crema, tipo Philadelphia.
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla.

Preparación de los bizcochos:

1. Tamizamos la harina, la canela, la nuez moscada, la levadura y la sal todo junto. A continuación, le añadimos el coco y reservamos. Picamos menudita la piña (la reservamos en un colador para que escurra bien el líquido) y aplastamos el plátano con ayuda de un tenedor. Picamos las nueces. Precalentamos nuestro horno a 180ºC.

2. Con ayuda de nuestras varillas, montamos el azúcar blanquilla, el azúcar moreno y los huevos, hasta que se hayan tornado blanquecinos y hayan doblado su volumen. 

3. Sin dejar de batir, añadimos despacito el aceite y la vainilla, y seguimos batiendo hasta que estén bien incorporados.

4. Añadimos el plátano que hemos aplastado con el tenedor, las nueces y la piña. Mezclamos un poco.

5. Incorporamos la mezcla de harina en dos o tres veces y mezclamos muy bien, hasta que consigamos una masa suave y uniforme.

6. Engrasamos los lados de un molde desmontable de 18 cm de diámetro y cubrimos la base con papel de horno. Lo ideal sería tener dos o tres moldes iguales, para poder hornear más fácilmente, incluso varios juntos. No es mi caso, así que yo horneé uno tras otro.

7. Dividimos la masa en dos partes aproximadamente iguales y ponemos la porción correspondiente en nuestro molde. Al dividir la masa en dos, cada uno de mis bizcochos tardó 45 minutos en estar listo. Para saber si está hecho, simplemente lo pinchamos con un palillo de brocheta; si sale limpio, el bizcocho está listo.

8. Dejamos enfriar el primer bizcocho sobre una rejilla, y repetimos la operación con la masa restante.

9. Cuando los bizcochos se hayan enfriado, los podemos reservar si fuese necesario hasta el día siguiente, envueltos en papel film. 


Preparación de la crema:

1. Por un lado batimos el queso crema a temperatura ambiente con el azúcar glas y la esencia de vainilla con ayuda de nuestras varillas, hasta que se haya aireado muy bien, y tenga una textura de crema muy suave. Reservamos.

2. Por el otro lado, montamos muy bien la nata fría, hasta que esté bien firme.

3. Vertemos la nata montada sobre el queso y mezclamos cuidadosamente hasta que la crema esté bien integrada y suave. Reservamos en la nevera, para que tome firmeza.

Montaje de la tarta:

1. Nivelamos los bizcochos si fuese necesario, con ayuda de un cortador de tartas, o de un cuchillo.

2. Sobre uno de los bizcochos ponemos abundante crema de relleno, metemos un ratito a la nevera para que enfríe, y no se aplaste demasiado con el peso del segundo bizcocho.

3. Colocamos encima el segundo bizcocho, decoramos al gusto. Podemos cubrir todo el exterior con la crema de queso, o sólo la parte superior. Podemos decorar con coco tostado, como hice yo, con unos sprinkles de colores, con nueces picadas... La imaginación, como siempre, al poder.


Montse Nosinmitaper

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