Esta ha sido una semana rara, rara, rara... Para empezar, los piojos en casa hasta el miércoles, no tienen clase con esto de los Carnavales... Para seguir, semana de dos días, jueves y viernes... Total, que he acabado un poco hecha una madeja, con cosas pendientes por todos los lados, y sin poder hacer mucho en la cocina... Una semana de comida rapidita, aunque sigo cumpliendo mi propósito de desayunar adecuadamente.

Hoy, para rematar la semana, os traigo una receta de lo más sencillo en su elaboración, aunque reconozco que a mí me ha costado llegar a esta receta. Somos más raros que perros verdes... ¿Albóndigas? Pero ¿qué tendrán de complicado unas albóndigas? Pues nada, que no encontrábamos la receta que nos satisficiera a todos... Que si carne de cerdo, de ternera, o mixta, que si lleva demasiada cebolla, que si me repite la salsa de tomate... Lo dicho, no podía ser tan complicado, pero lo fue... 

Por fin, después de arduas tareas de investigación, hemos llegado a esta receta, que es ya "las albóndigas de mamá Montse", las más ricas del mundo mundial para mi prole... 

Porque una madre es una madre y a ti te encontré en la calle (frase mítica de mi madre), estas son así, albóndigas de madre, de cariño y paciencia, con un poquito de amor, que siempre da buen gusto... No llevan cebolla, porque al niño grande y barbudo le repite... Llevan zanahoria en la salsa, y menos tomate, para que esté dulcita, y todo trituradito para que no encontremos cosas en la salsa que tengamos que apartar... 

Feliz viernes a todos, un besito, y a disfrutar del fin de semana.

Albóndigas en salsa

1. Lo primero es formar las albóndigas. Para eso, mezclamos todos los ingredientes de las albóndigas en un bol: carne, ajo muy picado, pan remojado en leche y escurrido, una pizca de perejil, otra pizca de pimienta negra, un poquito de sal, y un huevo batido. Amasamos bien, hasta que todo esté bien integrado. Formamos unas bolitas de carne, y las vamos pasando por harina. Las freímos en aceite caliente hasta que estén doraditas por fuera. Reservamos.

2. Para hacer la salsa, sofreímos despacito el puerro y la zanahoria picados. Cuando estén estas verduras bien pochadas, le añadimos el tomate, pelado y picado. Dejamos seguir pochando. Al cabo de unos minutos, añadimos el vino blanco. Dejamos reducir un poco el alcohol y añadimos agua o caldo y una pizca de sal. Cuando arranque a hervir, bajamos el fuego, y ponemos en esta salsa las albóndigas que teníamos reservadas.

3. Dejamos cocer unos 20 minutos, hasta que las albóndigas estén tiernas. Apartamos las albóndigas con cuidado de la salsa, pasamos esta por la batidora hasta obtener una salsa suave, y volvemos a introducir en ella las albóndigas. Dejamos cocer todo junto unos 5 minutos y servimos.

4. Se puede acompañar de un arroz en blanco, un cuscús, una pasta hervida en blanco, unas patatas fritas... Lo que la imaginación os dicte.